La impresentable deuda de Nintendo con Metroid

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Con la compañía japonesa recobrando su popularidad, en el cumpleaños de Super Metroid nos preguntamos ¿Qué lugar tiene Samus en el futuro de Nintendo?


Hace 23 años, la Super Nintendo recibió en América a uno de sus juegos más revolucionarios. Se trataba del tercer y último capítulo de una trilogía no anunciada, como las de antes. Super Metroid era el juego que cerraba una franquicia que se inició en el NES en el 86, continuó en el Gameboy el 91 y concluyó de manera magistral el 94.

Y a pesar de haber pasado por un desarrollo complejo y polémico, Super Metroid se elevó como uno de esos juegos únicos en su época, uno que parecía haber sido diseñado en el futuro, donde los conceptos de "exploración" y "atmósfera" podían definir un juego por completo.

Como mencioné anteriormente, Super Metroid fue concebido como el fin de una saga, no solo por una decisión artística sino también por la cada vez más áspera relación entre la compañía y Gunpei Yokoi, creador de la serie. Su muerte en el año 97 producto de un accidente de tránsito parecía haber sentenciado a la serie al baúl de los recuerdos.

Pero el 2002 lo cambió todo. El duelo se acabó y Nintendo, que como sabemos vive de sus propiedades intelectuales, no podía dejar de lado a un personaje que había recuperado popularidad gracias a Smash Bros y a los fanáticos que estaban obsesionados con ver a todos sus iconos de la infancia en 3D.

El 2002 fue el año de Metroid Fusion pero más importante aun de Metroid Prime, el debut de la serie en las tres dimensiones. Metroid Prime fue a todas luces un experimento exitoso: su desarrollo se le encargó a una compañía norteamericana llamada Retro Studios, un equipo formado por Nintendo para crear juegos más maduros y cercanos a la sensibilidad occidental.

Así es como Metroid Prime fue concebido como un FPS, con un gran énfasis en el combate pero también con un mapa abierto y explorable con diferentes ambientes y todo lo que hacía la esencia de Metroid como un juego único. A este experimento le fue increíble, la crítica lo elevó como el mejor juego de todo el catálogo de Gamecube y allí es cuando Nintendo supo que tenía algo. Metroid había vuelto y al parecer merecía un espacio junto a Mario, a Link y a Kirby.

Del 2004 al 2007 se lanzaron 5 juegos de la franquicia, la misma cantidad de juegos con los que contaba la serie desde su creación en el 86. El 2007 terminó la trilogía Prime y de pronto todos nos preguntamos que iba a pasar ahora. Nintendo tomó a un héroe olvidado y lo convirtió en una superestrella que ahora nos importaba a todos.

Pero algo olía mal. Algo no encajaba. Nintendo seguía disfrutando del éxito de la serie pero en realidad nunca más quiso colocar sus manos de manera directa en la serie. Solo "Metroid Zero Mission", un remake del Metroid original fue desarrollado en Japón, el resto, en estudios internos en Estados Unidos o en Europa. ¿Seguía pesando el fantasma de Yokoi?

Y luego llegó el 2010. Tres años sin saber nada de Samus y de la nada aparece Metroid: Other M, una nueva aventura original de la serie pero desarrollada por Team Ninja, los mismos de series como Ninja Gaiden y Dead or Alive. Las expectativas eran altas, pues la Wii gozaba de una popularidad impresionante y la consola ya había recibido dos juegos de la serie. El juego fue un título de acción entretenido pero de Metroid, nada, salvo los personajes y la ambientación. Los fanáticos quedaron furiosos, no tanto por la calidad del juego sino que por lo que pasó con la franquicia. Tras una serie de golazos, se trataba del primer guatazo dentro de la serie canónica.

Han pasado siete años y Other M fue el último juego de Metroid que hemos tenido. No, Metroid Prime: Federation Force -lanzado el año pasado como una manera forzada y desganada de celebrar los 30 años de la franquicia- no cuenta. Lo cual duele mucho considerando todo el amor que ha tenido Nintendo con sus otras mascotas para sus aniversarios importantes. Tuvimos el año de Luigi, llevamos dos aniversarios de Kirby en cinco años y la cantidad de cosas que salieron para las tres décadas de Zelda estuvieron al nivel de las series que representan. Para Metroid, una bolsa de calcetines.

Tal vez Metroid tiene una herencia demasiado grande y nadie, ni siquiera Nintendo, se atreve a tocar. Pero lo cierto es que fue la gran N quien tomó, explotó y reventó la franquicia de Metroid, la hizo pelear en lanzamientos contra Halo y elevó a Samus a un categoría de estrella que no han sabido mantener.

Quizás me estoy equivocando. Quizás en E3 Nintendo se reivindica para los 31 años de la serie. Quizás no. Quizás Metroid quedará en el mismo archivo que series como F Zero, Kid Icarus o Golden Sun. Quizás el amiibo de Smash será el último que salga. Pero lo cierto es que Nintendo tiene una gran deuda, no con la serie, sino que con los fans, a quienes ellos mismos decidieron levantar tras años de silencio y que, tal que como pasó hace 23 años, se encuentran tan a la deriva como Samus recorriendo las inhóspitas tierras de Zebes.

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