La maldición de los "sapos" que murieron en pleno Caso FIFA

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Hoy falleció el dueño de Traffic José Hawilla, el segundo delator del Caso FIFA que muere durante el proceso. Ello hace recordar al otro fallecido, el excéntrico Chuck Blazer, quien incluso estuvo en Chile. Conoce sus historias.


Brasil despertó impactado este viernes. Y no por Xuxa ni Pelé. A los 70 años murió José Hawilla, periodista, dueño de la empresa de marketing deportivo Traffic y sapo del Caso FIFA.

A fines de los 80, Hawilla compró la empresa Traffic, que en ese momento sólo se dedicaba a montar letreros publicitarios en los paraderos de las micros brasileñas. Sin embargo, su olfato para armar negociados convirtió a la pequeña compañía en un poderoso actor del deporte sudamericano. No hubo campeonato internacional a este lado del mundo en que Traffic no tuviera las manos metidas, ya sea para la venta de los derechos de imagen, de publicidad y -lo más forrador- de derechos televisivos.

Pero la fiesta se le terminó a Hawilla cuando la justicia de Estados Unidos lo acorraló. Ante este negro panorama, y para salvarse de una caída de teja muy dura en el país de las barras y las estrellas (donde la cosa no anda a la chacota), al brasileño no le quedó otra que convertirse en "sapo" y delatar a otros brasileños que se forraron indebidamente a costa del fútbol.

Asú, sus denuncias ("sapeos") llevaron a la cárcel al ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) José María Marín, y a otros seis altos personeros de la FIFA. Además, propició que la actual FIFA (la de Gianni Infantino, doble oficial del humorista boliviano Sandy) suspendiera al actual timonel de la CBF, Marco Polo del Nero.

En 2014, Hawilla se declaró culpable de "cargos de corrupción, incluidos extorsión, fraude y lavado de dinero". Y después de prestar la debida colaboración con la justicia estadounidense (o sea, "sapear"), pudo volver a su país. En específico, había regresado hace cinco meses a Brasil tras cumplir arresto domiciliario en Estados Unidos desde abril de 2014, después de firmar un acuerdo de colaboración con la Justicia estadounidense. No le salió gratis, en todo caso, porque tuvo que pagar la friolera de 151 millones de dólares, monto que no alcanza ni con un par de Kinos destruídos...

EL VIEJITO PASCUERO

Pero Hawilla no es el más freak de los "sapos" que murieron en pleno Caso FIFA. El 12 de junio de 2017 dejó este mundo cruel Chuck Blazer, dirigente estadounidense que llegó a ocupar un puesto como miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, cargo que aprovechó para recorrer el mundo siguiendo la pelotita.

De hecho, Blazer -un gordito que se asemeja al viejito pascuero vestido de ropa de calle- fue el delegado de la FIFA para el Mundial femenino Sub 20 que se desarrolló en nuestro país en 2008.

Al igual que a Hawilla, a Blazer le comenzó a tiritar la pera cuando el FBI le dio un ultimatum: o colaboraba ("sapeaba") con la fiscalía norteamericana o comenzaría unas larguísimas vacaciones en la cárcel. Y en vez de transformarse ser héroe, el barbudo prefirió el ignominioso camino del delator.

A diferencia de Hawilla, el FBI le pidió a Blazer que revelara pruebas. O sea, audios, fotos y todos esos chiches. Para cumplir aquello, y con micrófonos escondidos en sus kilométricos ropajes, programó varias reuniones con numerosos dirigentes ligados a la Concacaf, en las que les metió harto toyo buscando la confesión de la maldad. Todos cayeron como moscas.

En su era de gloria, Blazer se jactaba de sus numerosos viajes y de las personalidades mundiales que conoció en ellos, como Nelson Mandela o Vladimir Putin. Además, al rechonchito le gustaba disfrazarse y se declaraba amante de los gatos. Al respecto, las malas lenguas cuentan que cuando su cuenta corriente era suciamente generosa, mantenía un departamento sólo para sus gatos.

Blazer murió sin alcanzar a recibir la sentencia. Pero como legado nos dejó un blog de viajes, del cual rescatamos las mejores imágenes.

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