Por qué Super Mario 3 es el mejor juego de este mundo

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El título de Nintendo, a casi tres décadas de su lanzamiento, conserva intactas sus virtudes de jugabilidad, fue un salto de calidad en la saga de Mario y penetró con fuerza en la cultura pop llegando a tener hasta su propia serie animada e influenciando la historia de los videojuegos para siempre.


Hablar de Super Mario 3 es hablar de calidad. Al nivel de Kirby, la saga de Megaman o el mejor Contra, el cartucho amarillo se encargó de secuestrar los corazones de los fanáticos del bigotudo para siempre.

¿Qué argumentos tiene?

Obviando lo emocional y lo relacionado a la infancia o la memoria (que muchas veces dicen, los periodistas debemos olvidar, aunque yo prefiera no hacerlo), Super Mario 3 es reconocido como el título realmente clave de la saga, peleando, quizás, solo con Super Mario World en términos de trascendencia.

Ocho mundos -al igual que en su primera versión- se encargaron de llevarnos por escenarios clásicos, gigantes, de arena, agua, hielo, tubos y embarcaciones militares, con un nivel de gráficos avanzados para su época.

El aspecto gráfico y el motor de Nintendo vivían en un huracán de exigencias mutuas. Hubo que integrarle al cartucho de NES, por primera vez en su historia, un chip de memoria extra que hiciera que la amalgama entre interfaz y hardware fuera fluida y terminara con maravillas como Mario volando acompañado de una inolvidable colita de mapache.

Super Mario 3, junto a obras pictóricas como Kirby's Adventure, mezcló movimientos horizontales clásicos con animaciones verticales que cambiaron para siempre la historia de los videojuegos.

Todo lo anterior, en niveles de alto desarrollo, como el mundo cinco o el ocho, que al ser jugado por primera vez se graba para siempre como uno de los mejores finales de Mario por dificultad, pero también por mística y fineza en las escenas climáticas.

Más allá de lo técnico, sus niveles de jugabilidad siguen siendo uno de los pilares de nuestro amigo bigotón en sus aventuras a través del tiempo. Podemos encontrar elementos que luego fueron asumidos como "canónicos" en juegos como Mario Kart, Party o cualquier otra versión. El diseño de Peach, Luigi y Toad, por ejemplo, siempre se movió desde la base situada en este juego y no en otro.

Innovó incorporando el concepto de "bóveda". Tras una visita donde Toad o un enfrentamiento con algún guardia que resguardaba el castillo de Bowser recibías como recompensa un ítem valioso para el futuro, pudiendo tratarse de un hongo, una flor, hoja -para volar- o una miserable estrella.

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Los elementos entregados por el amigo de Mario o sus enemigos van variando a través de los mundos y se ajustan a las necesidades de cada locación. Por ejemplo, en el mundo tres, es mucho más común recibir un traje de hombre rana para recorrer los niveles de agua y en el seis un casco y martillos.

Párrafo aparte y en solitario para la flauta, que comparte el sonido con uno de Zelda y puede llevarte de un mundo a otro, en algunos casos para recolectar más elementos pensando en la batalla final, en otros para terminar el juego de forma más rápida. Como todo lo bueno de Super Mario 3, esto sería replicado luego en Super Mario World con las estrellas situadas en el mapa.

Obviamente los finales son superiores en Mario 3. Desde un cheat en la etapa tres del mundo uno o el castillo, siempre para conseguir una flauta, pasando por el fin de cada etapa, que te permitía acumular una tarjeta que de repetirse tres veces entrega vidas en cantidades de dos (hongo), tres (flor) o cinco (estrella).

Cada jefe de castillo, lamentablemente no es tan difícil de matar una vez que descubres el patrón de sus saltos, pero aquello se olvida cuando llegas al final de cada mundo, en que uno de los hijos de Bowser se las arregla siempre para complicarte la vida con sus distintas habilidades.

El concepto de minijuegos comenzó a brillar para siempre en Nintendo con Super Mario 3 y en la modalidad de dos jugadores puedes jugar, para quitarle el turno a tu Luigi -si eres hermano menor, sabes de lo que estoy hablando- una mejorada versión del clásico Mario Bros., presente su gran mayoría como arcade.

Brillan también los naipes para conseguir vidas extra, las naves de Bowser que solo contenían monedas y cómo no mencionarlos, los "memorice" con el naipe, que nos ayudaban a tener una vida más plena como fontaneros.

Super Mario 3 no es bueno porque me gustó y ya. Hay una visión artística tras el juego que se deja ver en todos los niveles, una dirección de los gráficos, música y paletas de colores que opera para cuadrar perfecto en la historia y las miles de variables que tiene la tan manoseada "jugabilidad" en los títulos de hoy en día.

Respecto de las variables culturales de las que bebe, solo una muestra: el "tanooki", animal sagrado de la mitología japonesa -una mezcla de perro y mapache- es un amuleto de buena suerte en la mitología japonesa que frotaba hojas para crear ilusiones ópticas frente a su cabeza y engañar a los humanos. Como olvidar, cada vez que se acercaba un enemigo y nos permitía transformarnos en una estatua para engañarlo.

Para agregar más mística a esta historia de trascendencia y éxito comercial sin precedentes, Super Mario 3 tuvo una serie animada que hasta el día de hoy acumula miles de visitas en YouTube.

https://youtu.be/R6v2Xa48byI

¿Algo más? Niveles ocultos en el propio cartucho, que pese a no llegar a sus fases finales de desarrollo, fueron incluidos de igual manera, quizás para ayudar a que los fanáticos sin consuelo tras el final, encontraran algún reparo emocional en los miles de glitches a los que se puede tener acceso con un poco de suerte, creatividad y softwares varios.

Super Mario 3 fue reeditado para Game Boy Advance, Super Nintendo -en Super Mario All Star- y tiene un millón de hacks dando vuelta en internet, de jugadores que siempre se sintieron viudos de todo lo bueno de Super Mario 3, o solo quieren imaginar que es un juego infinito.

Así como Doki Doki Panic convertido en Super Mario 2 es un sueño del fontanero, se dijo que este Super Mario 3 era una obra de teatro -lo que fue confirmado por Miyamoto en tono lúdico- y pudimos sufrir con el final de Peach en la versión americana y europea, que incluye un cruel chiste haciendo alusión al final del primer Super Mario Bros.

Sobre las variaciones que hay entre la versión japonesa y la que pudimos jugar en América, nos limitaremos a acotar que tienen que ver con la dificultad -como en cada traducción de juego al nivel occidental.

Cuando en Super Mario 3 asiático te toca un enemigo, vuelves de inmediato al estado chico inicial. Así puedes constatarlo mirando la escena de opening del juego. Pequeña vergüenza.

Para finalizar, porque este texto podría tratarse de una tesis de doctorado fácilmente si así se lo propusiera el autor y sus hipotéticos profesores guías, solo diremos que en cada paso que da Mario, Super Mario 3 lo acompaña como parte fundamental de su mito. Sin este juego no hubiera existido una versión posterior de Mario en tan alto nivel, Donkey Kong Country y muchos juegos más.

Es trascendente en la cultura popular, en la evolución de los videojuegos, la memoria colectiva y la relacionada al personaje más icónico de la historia de las consolas domésticas. Super Mario 3 es simplemente inolvidable.

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