Review | El Galaxy A8 redefine lo que debemos esperar de un gama media

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Samsung debuta el 2018 con un teléfono que ofrece una experiencia premium a la fracción del precio de sus productos estrella


El mundo de la gama media es un mundo bastante ingrato. Son los celulares que la mayoría de la gente prefiere por un factor de precio, pero siempre terminan quedándose cortos en alguna característica que nos hace arrepentirnos de nuestra elección y evocar ese maldito lugar común de lo barato cuesta caro.

Pero a veces, hay equipos que logran, de una manera bastante extraña, ofrecernos más de lo que valen, sin tener que saltarnos al mundo de los teléfonos tope de línea. En un mundo ideal, todos los teléfonos deberían dejarnos tan satisfechos como un Galaxy S8, un Pixel 2, un iPhone X o un Huawei Mate 10 Pro, pero la realidad y los presupuestos no siempre se ajustan.

El Galaxy A8 y su hermano mayor, el Galaxy A8+ vienen a romper ese conflicto, presentando una apuesta que hace los recortes precisos para entregarnos un teléfono con el precio de un gama media, pero el rendimiento de un equipo premium.

Esta magia de las finanzas se logra principalmente haciendo recortes en las partes precisas y que menos extrañaremos, y optimizando los elementos que más nos importan como la rapidez, la duración de la batería, la cámara y por sobre todo, la pantalla.

El diseño del Galaxy A8 y el A8+ (este último, el que tuvimos en nuestras manos) se ve como una versión apurada de lo que hoy vemos en el mercado. Posee la pantalla Infinity que Samsung hizo debutar con el Galaxy S8, lo que significa que el teléfono es un gran espejo negro, sin botones en el frente, lo que le permite desplegar aplicaciones y videos por prácticamente toda la pantalla, aunque con algo más de bordes negros que sus hermanos mayores. Pero lo cierto es que este diseño, junto a la tecnología Super AMOLED que también llega esta línea de teléfonos, hace que el A8 sea uno de los teléfonos de mejor pantalla que se pueda encontrar en ese rango de precios. Colores brillantes y una definición superlativa, siendo que casi siempre en esta gama de teléfonos, lo primero que se sacrifica es la pantalla.

A todo esto, debemos señalar que las únicas diferencias sustanciales entre el A8 y el A8+ es el tamaño de la pantalla, de 5,6 y 6 pulgadas respectivamente y, por consiguiente, un aumento en la batería del A8+, que tiene 3500 mAh en comparación con los 3000 del A8 tradicional. Ambos modelos vienen con 32 GB de memoria, pero son expandibles con tarjeta Micro SD, lo que siempre se agradece.

Y a pesar que el diseño en general, sobre todo en la parte trasera, es mucho más tosco que en el Galaxy S8 -la serie A8 es bastante menos redondeada, con un par de áreas afiladas sobre todo en la parte superior del equipo- el rendimiento de la pantalla es simplemente formidable. El rendimiento del equipo en sí, quizás no tanto, y es precisamente acá donde sabemos que estamos frente a un equipo gama media, ya que el procesador con el que viene, el Exynos 7885, es bastante lejano a lo que podemos ver en un S8 o un Note 8. Pero es suficiente. Para las aplicaciones que necesitan velocidad de respuesta como la cámara o para mostrar videos, el procesador cumple su función a cabalidad.

Es probablemente cuando le empezamos a exigir cosas más demandantes como juegos en 3D, streaming en vivo y más, que vemos que el equipo ya no es tan multitarea como quisiéramos, y sobre todo, la batería comienza a sufrir más de lo necesario.

Dicho sea de paso, la duración de la batería en ambos modelos es excepcional, considerando un uso promedio, de hartas redes sociales y consumo multimedia. Es capaz de llegar hasta el final del día, quizás con un 20 o 30% de capacidad, pero nunca fue necesario dejarlo enchufado en la oficina.

Un tirón de orejas para Samsung, eso sí, está en la utilización de Android Nougat, en vez de Oreo. ¿En serio? ¿Nougat en el 2018? Quizás la respuesta a ello esté en que la capa de personalización de Samsung que al parecer aun están afinando detalles para que debute con el S9, hará que Oreo llegue con el equipo tope de línea y no con uno de categoría menor.

Pero si en esos detalles se nota que estamos frente a un gama media, la cámara demuestra nuevamente que el equipo es, realmente, un refresco dentro de esta línea de productos. Tanto el A8 como el A8+ vienen con una cámara trasera de 16 MP y una cámara frontal doble de 16 y 8 MP respectivamente. El foco principal de este teléfono es claramente el de las selfies, las cuales incluyen el modo retrato que tan famoso se ha hecho.

El efecto funciona muy bien, aunque claramente el modelo en esta ocasión no daba el ancho. Pero seguramente en ustedes la selfie será bastante mejor. Pero en general, la selfies son claras, aun cuando no haya un autofoco frontal. Si usas tu celular como espejo o para spamear en tu Instagram, esta cámara frontal no decepciona.

La cámara trasera, por otro lado, tiene sólo un lente, pero es suficiente como para tomar buenas fotografías. Recordemos que fue sólo con el Galaxy Note 8 que Samsung entró a la moda de las cámaras dobles, y que hasta ese momento, llevaban haciendo un buen trabajo con sus lentes, los cuales son rápidos y capturan imágenes con buena definición y enfoque.

Acá, por ejemplo, vemos que aunque no tenga el modo retrato como opción, es muy fácil sacar imágenes jugando el foco de la cámara, sobre todo en entornos bien iluminados.

El tema de la iluminación es clave, ya que, a diferencia de otras cámaras hechas por la compañía, cuando la luz es escasa, la cámara pierde en la posibilidad de capturar colores vibrantes, como si lo hacen sus hermanos mayores. No se confundan, las fotos siguen siendo buenas y definidas, el único problema es que quizás no son tan coloridas como a uno le gustaría. Acá, sometemos al teléfono a la clásica prueba de los amiibos.

Es una foto buena, pero si la comparamos con cámaras tope de línea en el mercado, como el Huawei Mate 10 Pro, la diferencia es abismante.

Lo malo, eso sí, es el comportamiento de la cámara con poca luz, otra de las pruebas que me gusta hacer y donde simplemente el equipo no alcanza a mostrar más que lo que ya está iluminado. Obviamente se puede jugar con la configuración, pero se empieza a notar el granulado y así no nos gusta.

Evidentemente las veces uno toma fotos así son muy pocas, pero creo que para un uso social, para tener fotos de eventos, paseos, selfies y compartir en redes, la cámara del A8 y el el A8+ siguen siendo superiores al promedio de su categoría y no te harán repetir muchas veces la foto para que salga como quieres, que al final, es lo que de verdad buscamos.

Fuera de todo eso, son pocas las fallas que realmente le puedo encontrar a este equipo que no sean errores clásicos de Samsung: su deseo incontrolable de que usemos  Bixby (cuando Google Assistant se hace cada vez mejor y en español) o con ese lector de huellas colocado demasiado cerca de la cámara trasera, lo que es un peligroso imán de huellas y manchas.

Pero también tiene un montón de otras mejoas como resistencia al agua, puerto de audífonos (yeees) y puerto USB C para carga rápida. Nuevamente, algo que muchas veces se corta en la Gama media.

Para un presupuesto de 400 mil pesos, el Galaxy A8 es una de las mejores ofertas precio-calidad que se pueden encontrar. Si bien el diseño es bastante tosco, se siente en la mano como un equipo resistente y tiene todas las decisiones de diseño con las que innovó Samsung durante el año, sobre todo el Infinity Display.

Lo único que tiene en contra este teléfono es el tiempo, ya que dentro de un mes conoceremos como será el Galaxy S9, el que probablemente se convertirá en un nuevo objeto de deseo y hará que la diferencia de precio con el Galaxy S8 se haga mucho menor. Y en ese caso, no hay donde perderse. Pero así también es cierto que este equipo podría bajar aun más, y cuando eso ocurra, será una recomendación a ojos cerrados.

Pero en una época donde la experiencia de gama alta nos exige desembolsar mínimo unos 600 mil pesos, la línea A8 de Samsung llega para demostrar que los celulares secundarios también pueden dejar una buena impresión, y que a veces no es necesario pagar de más para tener todo lo bueno. El Galaxy A8 es como un auto antiguo, pero remodelado para tener todas las comodidades. Por fuera puede que nadie te lo envidie, pero solo quien lo usa sabe realmente cuánto es lo que vale.

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