Review | El conservador triunfo del Galaxy Note 8

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El último modelo premium de Samsung es una expansión de la exitosa fórmula del ya probado S8 y llega para salvar un modelo que casi muere el 2016


Historia real. Mientras me encontraba probando el Galaxy Note 8, un amigo mío se acerca al verlo y me dice "tienes el mismo celular que me robaron". Al principio no entendía mucho, ya que el teléfono que sostenía en mis manos aun no llega al mercado a Chile, pero después lo entendí todo. Mi amigo lo había confundido con el Galaxy S8, lanzado por la misma compañía durante el primer trimestre.

Y la verdad es que no lo culpo, ya que en realidad el Galaxy Note 8 se ve, se siente y funciona como una versión remaqueteada y mejorada de la línea S8 y S8+ que debutó en Abril. Sin ir más lejos, la diferencia en pantalla entre el Note 8 y el S8+ es de tan sólo 0,1 pulgadas. Así de imperceptible.

La pregunta que cabe hacerse entonces es: ¿Es realmente necesario este equipo?

La respuesta es obviamente que sí. El Galaxy Note 8 no es solo un nuevo teléfono de Samsung sino que la apuesta para revivir a la línea Note, que tras el incidente de las baterías explosivas del año pasado, necesitaba reivindicarse y reisntalarse como una marca de confianza.

El Galaxy Note 7, el teléfono que nunca alcanzamos a tener en nuestras manos traía una gran cantidad de mejoras e innovaciones: el scanner de iris para desbloquear el teléfono, un diseño de pantalla curva sin bordes, el primer teléfono Samsung con certificación IP68 contra el agua y una gran batería que terminó siendo la que lo condenó al limbo de los lanzamientos fallidos.

Eventualmente todas esas mejoras terminaron debutando en el Galaxy S8, pero con un mejor planteamiento y diseño, convirtiéndolo en quizás, la mejor propuesta que Samsung ha hecho por el mercado de los teléfonos móviles.

Y teniendo eso como base, el Galaxy Note 8 es en realidad, un Super Galaxy S8+, una suerte de versión Director's Cut de un móvil ya probado.

El Galaxy Note 8 comparte muchas cosas con su hermanos menores: la misma pantalla Super AMOLED con su gran cantidad de brillo y colores altamente saturados, que hacen que uno se sientra trabajando en un teléfono hecho de dulces. Mantiene además el mismo procesador y la misma memoria interna de 64 GB. 

Cambia, eso si, en la cantidad de Memoria RAM que posee, de 4 GB a 6 GB, lo cual está claramente enfocado para un público que demanda un uso bastante exigente de su celular, mucho más que para simplemente tomar fotos, hablar por redes sociales y jugar Candy Crash. El Note 8 sigue siendo, ante todo, una máquina productiva donde la estrella y el principal valor agregado es el S-Pen, el stylus que viene incluido dentro del teléfono y que en esta ocasión es más poderoso que nunca.

El S-Pen pasó de ser un simple lápiz para dibujar y anotar a convertirse en la vida y centro de atención de este teléfono. Puedes hacer anotaciones pero también seleccionar texto, hacer acercamientos, dividir la pantalla, obtener traducciones, escribir en la pantalla incluso cuando esta está apagada, y lo más impresionante de todo, hacer GIFS como este:

Samsung incluso tuvo la necesidad de volver a rehacer su versión de Android, que si ya estaba bastante manoseada, ahora está pensada para operarse con el lápiz, con menús muy pequeños, ideales para ser tocados más bien con un lápiz que con los dedos. El principal problema que tuve en este caso es que gracias a la pantalla Infinity Display, que reduce los bordes al mínimo, las 6,3 pulgadas no se sienten para nada grandes, sino que todo lo contrario, lo que me hacía pensar que sostenerlo con la mano y sin en lápiz era mucho más cómodo.

El S-Pen pasó de ser un accesorio simpático a una suerte de mouse con el que el teléfono muestra todo su potencial. Y de nuevo, si te parece que la principal innovación de un teléfono sea su lápiz, es porque claramente es un producto diseñado para otro público en mente.

Lo que si llamará la atención de ejecutivos y millennials por igual es la doble cámara que estrena el teléfono, la primera que Samsung utiliza en sus teléfonos. Ya era hora que la coreana se pusiera a la altura de prácticamente todo el resto de la competencia, y lo hace de una manera espectacular. La propuesta de Samsung para su cámara doble es bastante innovadora: uno de los lentes actúa como gran angular, como un lente tradicional, pero el otro es un telefoto, lo que significa que puede tomar imágenes con un zoom de 2x sin que pierdan calidad.

Y al combinarse ambos lentes, se pueden tomar las ya clásicas fotos en modo retrato que tanto revuelo causan en redes sociales.

La cámara puede que tenga sólo 12 MP, pero sabemos que eso no indica calidad, sino más bien el tamaño de la foto, y esos 12 MP están muy bien utilizados, capturando colores brillantes que quizás no sean tal cual uno los ve en la vida real, pero que a la hora de compartirlas o verlas por el celular, claramente saltan a la vista. La cámara doble del Galaxy Note 8 es básicamente la trampa perfecta para que alguien fuera del mercado corporativo termine adquiriendo este teléfono.

Pero también hay cosas malas, que hay que señalar. En cuanto al diseño, el lector de huellas no puede estar en un peor lugar: al lado de la cámara, lo cual evidentemente hará que manches el lente al tratar de buscarlo de manera accidental. Si ya nos aburrimos de los botones en la pantalla frontal, que al menos el panel trasero esté bien diseñado. La batería también es un problema, ya que dura menos en comparación a los modelos del primer semestre. Por suerte, el sistema de carga rápida es muy rápido, así que no hay que tener enchufado todo el día.

Pero nada de esto supera en molestia a lo que considero el peor aporte de este terminal: Bixby.

Y no es que el asistente de Samsung no funcione. Comparado con la versión que estaba en el Galaxy S8, Bixby ahora es un genio. El problema de Bixby es que es totalmente irrelevante en un mundo en donde ya existe Google.

Es cierto que de todas las marcas, la que más se ha preocupado de que sus teléfonos parezcan menos Android y más algo propio ha sido Samsung. Pero no hay que olvidar que, por muchas capas de software y cambios cosméticos que se hagan, el corazón de Android siempre será Google. Y por eso, no hay nada que haga el asistente Bixby que ya no pueda hacer mi equipo al decirle OK Google.

Al final tenemos dos asistentes conviviendo y peleando por un espacio. Dos lugares donde ver el clima, ver mi agenda y ver mis lugares favoritos. ¿En serio? Si ya he pasado años entrenando a la Inteligencia Artificial de Google para saber donde vivo, que me gusta, dónde comer y todo eso ¿Por qué debería entrenar a otra IA? 

Igual Bixby sirve para hacer este tipo de trucos, pero nada que Google ya no haga hace tiempo.

Y ojalá la solución para esto fuera "No activar Bixby" porque Samsung se encargó de darle un botón físico, que más encima está justo bajo los botones de volumen. La cantidad de veces que tratando de subir o bajar el volumen y terminé sacando a Bixby fue demasiado. Está bien que Samsung sea ambicioso y quiera dominar no solo el mundo de nuestros bolsillos sino que de nuestros datos, pero haganlo de manera opcional o bien, cortando lazos de manera directa con Google. Les apuesto que se mueren de ganas de hacerlo, pero todos sabemos que sin Android, los Galaxy no serían lo que son.

Entonces, ¿es recomendable este equipo? Si bien la cámara puede hacer que parezca un teléfono para todo el público, la verdad es que el Galaxy Note 8 es un compañero ideal solo si vives en un mundo corporativo, si necesitas el lápiz para tomar notas o si es que siempre te gustó la línea Note.

Me gusta mucho que el Galaxy Note 8 tenga toda la funcionalidad de siempre, mejorada y sin tener que acudir a los ridículos tamaños de las ya extintas phablets.

El Note 8 no arriesga en nada, pero cumple su objetivo de revitalizar una marca que se había dado por perdida. Y quizás esta sea la línea de acá para adelante, que la línea Note sea como un DLC de los teléfonos del primer semestre. Pero si de verdad no necesitas el lápiz, puedes quedarte con la misma experiencia acudiendo solo al S8 o al S8+. 

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