Review | Gear Sport: el reloj que convierte al deporte en un videojuego

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El nuevo reloj inteligente de Samsung es una suerte de entrenador personal que con colores, datos y números promete sacar de la silla al más sedentario


A simple vista, no hay mucho que diferencie al Gear Sport, uno de los últimos relojes inteligentes lanzados este año por la compañía Samsung con el resto de relojes que ya están en el mercado. Su diseño redondo parece ser el estándar de todo lo que no sea un Apple Watch y opera con el mismo sistema operativo Tizen con el que ya nos ha acostumbrado toda la línea Gear de la empresa coreana.

Pero una vez colocado en la muñeca, sabes que no se trata de un equipo convencional. A diferencia de otros relojes, incluso hechos por la compañía, el Gear Sport se siente pesado, robusto, resistente, pero por sobre todo, se convierte en una invitación irremediable frente a algo a lo que la generación sedentaria ama hacer el quite: ejercitarse.

El Gear Sport, como lo indica su nombre, es un smartwatch diseñado con el público deportista en mente. Por eso es más pesado y resistente, ya que incluye todas las resistencias y acabados que una persona requiere mientras hace actividad física: es resistente al agua (hasta 50 metros), una correa de plástico algo incómoda al comienzo pero que está hecha para soportar todo tu sudor y por cierto, lleno de sensores que quizás nunca llegues a ver pero que permiten que de manera silenciosa el reloj vaya controlando todos tus signos vitales durante el día: GPS, acelerómetro, barómetro, sensor de luz y un monitor de ritmo cardíaco que completa el kit que hace funcionar a la propuesta de Samsung.

Pero lo que tiene en sensores, no lo tiene en conectividad: no cuenta con LTE propio ni ningún otro tipo de conectividad salvo el Bluetooth con el cual debe conectarse a un teléfono para configurarse. Un proceso muy sencillo si es que ya tienes un celular de la compañía, pero bastante más engorroso si cuentas con otro Android, ya que te obligará a bajar aplicaciones y dar permisos y un montón de cosas que en realidad deberían funcionar de manera mucho más sencilla, como ocurre con los relojes con Android Wear.

Aunque una vez configurado, el reloj funciona tal como uno lo esperaría, aunque con dos personalidades: el asistente y el deportista.

El asistente es cuando el reloj opera como un smartwatch tradicional, esto es, enviándote notificaciones de los mensajes que te llegan, poder manejar la música de tu celular, agendar citas, revisar si alguien te está llamando por teléfono (aunque para hablar necesitas de todas formas hacerlo por el smartphone) y de repente, ver la hora. El soporte de acciones que se puede hacer es lo básico y mínimo que le podemos pedir a un reloj de estas características, pero está muy lejos de la compatibilidad y cantidad de aplicaciones que tiene el reloj de Apple, por ejemplo.

En lo personal no soy muy fanático de que todo tenga que poder usarse desde el reloj, sobre todo por las limitaciones que posee una pantalla tan pequeña y un hardware tan limitado, por lo que a mi me parece que hace lo que necesita hacer, aunque para otros puede decepcionar que el reloj siga haciendo lo mismo que vienen haciendo los relojes inteligentes desde hace 3 años.

La diferencia está, claramente, puesta en su modo deportista, donde el reloj asume los roles tanto de personal trainer como también de motivador para moverte más durante el día.

Una de las principales motivaciones llega gracias a los colores y diseños que trae, completamente alejado de la sobriedad que persiguen otros equipos, como el propio Gear S3. Acá no hubo reparos en usar colores, barras, círculos y destellos para mostrar de manera muy rápida tu progreso en actividad física durante el día. La primera vez que lo utilices, el Gear Sport te preguntará sobre tus metas durante el día y en el largo plazo, que incluye desde la cantidad de pasos que quieres dar, el número de pisos que quieres subir y bajar y hasta las calorías que buscas consumir en la jornada. Puedes seguir la recomendación del celular, colocar una indicación médica o simplemente inventar la tuya. Por ejemplo, el reloj viene con una meta de 6 mil pasos al día, aunque la recomendación aceptada es de 10 mil.

Pero bueno, es personalizable. La gracia de esto es que todo el seguimiento de estos datos ocurre de manera invisible y la idea es que uno simplemente se vaya informando de su desempeño cuando le pegue una mirada al reloj. Y al final, el ejercicio se convierte casi en un videojuego, en una actividad hecha para ver hasta cuando pueden avanzar esas barritas, qué tan alto pueden llegar esos números y sin darse cuenta, estar haciendo algo bueno con el cuerpo. Es muy parecido al efecto de Pokémon Go, pero sin el peligro de andar pendiente de un celular en la calle. Acá no hay que estar pendiente de nada.

Cuando cumples la meta, el reloj vibra y te felicita. Cuando inicias una caminata, el reloj la detecta y empieza a agregarla a tu registro diario. Esa automatización es la que termina convirtiendo al ejercicio en una consecuencia de tus actos, más que en una tarea monótona. De a poco empiezas a volverte un poco loco con los datos que entrega. Todo puede ser visto con gráficos en tu celular, incluso puede medir cuanto y cómo duermes, siempre y cuando decidas que es buena idea dormir con tu reloj.

Eso si, el asistente es a veces demasiado intrusivo, como cuando estaba trabajando y me dijo que había pasado mucho tiempo sin moverme, por lo que me recomendaba levantarme y moverme un poco. Se agradece la gentileza, pero ¿de verdad necesito que me estén vigilando mientras no estoy haciendo ejercicio? Demasiado creepy.

El otro problema, endémico de prácticamente todos los smatwatches que he probado es el de la batería. El equipo no tiene una carga rápida, y dependiendo de cuántas notificaciones recibas en el día, o que tan frecuente quieres que sea la medición del ritmo cardíaco, el reloj puede dejar de operar fácilmente en 24 horas, lo que obliga a cargarlo al menos una vez al día. Esa es la gran deuda que hoy tienen todos los relojes smart y el Gear Sport no es el que lo solucione.

Pero al final del día, el Gear Sport es un buen reloj que no viene a revolucionar nada en el mercado, sino que a ofrecer pocas cosas pero buenas. Con una interfaz fácil de usar, en pocos segundos estarás haciendo lo que de verdad quieres. Claramente es un producto pensado para quienes hacen ejercicio y no quieren llevar su celular colgando del brazo, o para quienes creen que aun no es tarde para intentar llegar al verano sin polera.

Y aunque los que no necesitan a un personal trainer en sus muñecas podrán encontrar opciones más creativas para usar su reloj en la oferta de Apple Watch o un Android Wear, hay que reconocer que si bien el Gear Sport hace pocas cosas, lo que hace lo hace bien.

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