Review | Katana Zero es una perfecta obra incompleta

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Con un diseño probado pero efectivo, una historia cautivante y mecánicas sencillas y adictivas, Katana Zero es una de las joyas indies para no perderse.


A primera vista, pareciera ser que Katana Zero no es más que otro juego pasado por la misma licuadora de juegos indies que hoy pululan por las plataformas digitales: estética noventera, música sintetizada, y una jugabilidad sencilla y extremadamente violenta que se diluye en un cóctel de nostalgia, como todo lo que vende hoy.

Pero más allá de su fórmula requete probada, Katana Zero esconde una narrativa muy interesante, con una consigna que no teme en llenarte de preguntas que quien sabe si alguna vez tendrán respuestas.

La principal gracia de Katana Zero es ver como evoluciona frente a tus ojos, y pasa de ser un simple juego protagonizado -como muchos- por un samurai asesino, a un eterno cuestionamiento sobre tu identidad pero por sobre todo, el por qué de tus acciones.

En el juego tomas el rol de un asesino al que los medios apodan El Dragón, un implacable Ninja que causa estragos en el Distrito 3, el más peligroso de una civilización donde abunda el neón, la oscuridad, la humedad y sobre todo la violencia.

El juego se divide en dos partes: las escenas de acción y las escenas narrativas. Las escenas de acción son una suerte de versión en plataformas 2D de Hotline Miami, en donde todos los personajes en escena, incluyendo el protagonista, mueren de un solo golpe. Tu objetivo será eliminar a todos los guardias en pantalla antes de pasar a la siguiente etapa, lo que obviamente incluye muchas veces planificar bien tus movidas antes de ejecutarlas, ya que recuerda: un golpe y estás muerto.

Lo bueno es que revivir en este juego es tan fácil como morir, y es que nuestra habilidad principal es la posibilidad de controlar el tiempo, incluso de nuestra propia muerte. Cada sección del juego es una suerte de día de la marmota en donde solo el asesinato perfecto nos permitirá seguir avanzando. Para lograrlo contaremos con nuestra fiel katana que es capaz de devolver balas, un movimiento para esquivar a tus rivales y una barra que nos permite reducir el paso del tiempo para hacer movimientos más precisos.

Lo más divertido de esto, es que una vez que logras pasar un nivel, el juego te recompensa con una repetición, a tiempo real, de lo que hiciste, lo que termina viéndose muchas veces bastante cinematográfico.

La jugabilidad de Katana Zero en ese aspecto es precisa y limpia, a pesar de los charcos de sangre que dejaremos por todas las habitaciones. Y las misiones a las que nos asignan si bien es cierto son siempre relacionadas con lo mismo, por lo menos ocurren en ambientes muy diferentes, con variaciones graduales de jugabilidad y una dificultad que va asociada a la introducción de enemigos más poderosos y en mayor número.

Todo este juego con el tiempo es parte de una droga llamada Chronos, que no solo le da la excusa de jugabilidad al título, sino que también es la base de su historia, la que transcurre entre las escenas de acción. Usualmente veremos al protagonista entrando en la consulta de un psiquiatra, hablando de sus pesadillas o cosas extrañas que suceden luego de cada misión. Los diálogos en estas secciones son interactivos y permiten tener un montón de resultados diferentes. Incluso, puedes interrumpir al otro mientras habla si quieres tomar una postura más agresiva, y las respuestas de los personajes se adecuaran a esto.

Lo interesante de estas partes narrativas, además de expandir el mundo en el que vivimos, es que de a poco nos van a empezar a hacernos cuestionar realmente por qué hacemos lo que hacemos. Sí, el recurso del personaje "sin memoria" es demasiado cliché, pero acá no es suficiente. Nuestro protagonista está enfermo y su única manera de subsistir es a través de estas matanzas que comienzan como simples misiones y que a la larga terminan mostrando una trama de desconfianzas con prácticamente todo lo que vivimos.

¿Cómo confiar en una realidad que pasa gracias a una droga?

Y en ese sentido, la propuesta narrativa de Katana Zero no se reduce al "por qué soy un asesino", ya que es algo en lo que no solo eres bueno, sino que con el tiempo te termina gustando, sino que "por qué quieren que lo sea", o "a quien le conviene".

Ahora, todo este desarrollo narrativo tiene un pero, que algunos podrían considerar un spoiler pero confío en que acá todos somos grandecitos: el juego no termina su historia, sino que más bien, cierra un arco narrativo que está pensado para continuar en una secuela. Es un final satisfactorio, como el buen final de una serie, pero así como la mitad de tus preguntas quedarán respondidas, habrá un lote suficiente como para sostener una potencial secuela.

De todas maneras, Katana Zero es uno de esos juegos indies que no debes perderte. Un juego corto pero que te motivará a rejugarlo ya sea para optimizar tus rutas y convertirte en el mejor asesino, para recorrer sus diferentes diálogos y adelantar y rebobinar el cassette como un clásico disco de los 80.

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