Review | Locke & Key es una buena alternativa para la sólida historia de los cómics

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El próximo 7 de febrero debutará la adaptación de la obra de Joe Hill y Gabriel Rodríguez, en una remezcla que no tiene problemas para adecuar ala base en su propio beneficio audiovisual.


Para que el cómic de Locke & Key pudiese convertirse en una serie de televisión, tuvieron que concretarse tres pilotos a lo largo de la última década, algo sin precedentes para una industria acostumbrada a desechar a la primera.

Esa turbulenta historia no puede obviarse, ya que inevitablemente el resultado final, que estrenará Netflix el próximo 7 de febrero, carga con el peso de que el material tuvo que confrontar al rechazo de un par de cadenas inseguras. Las mismas que perdieron la oportunidad de ser la casa de una historia tan sólida como la que Joe Hill y Gabriel Rodríguez concretaron en el papel.

De ahí que la primera temporada de la adaptación rinde varias cuentas. La primera, y más importante, tiene relación con una necesidad de pasar a la obra original por un cedazo de masividad que inevitablemente suaviza al tono de esta saga familiar marcada por la tragedia y el misterio.

Y considerando cuál es su casa definitiva, que es la otra cuenta relevante a saldar, se da un proceso que acentúa a los elementos fantásticos, y la aventura juvenil, por sobre al aspecto de terror que cautivó a su nicho en las viñetas.

Dicho eso, y teniendo en cuenta que el cómic siempre existirá, esta adaptación traspasa bastante bien a las ideas centrales del cómic, desligándose de las restricciones que se generan en una fidelidad más al calco. Es un resultado que en ocasiones inclusive llega a ser encantador cuando da rienda suelta a sus aspectos de fantasía oscura.

Obviamente la existencia de cambios hará que algunos fans del cómic no queden completamente satisfechos, ya que existen decisiones narrativas que no están a la altura de la notable imaginación que sus creadores concretaron en las páginas gráficas. Por ejemplo, no esperen algo tan llamativo como lo que se da en el cómic con el uso de la "llave de la cabeza" o los homenajes a otros cómics que hace Locke & Key, ya que eso solo funciona en ese lenguaje.

Un amigo, dueño de una tienda de cómics, por ejemplo me dijo recientemente que solo espera espera ver replicado el homenaje a Calvin y Hobbes, ya que en el cómic le rinden tributo a la clásica creación de Bill Watterson. Obviamente quedará insatisfecho, a pesar de que debería tener claro que hay cosas que son propias de los cómics y que no deben ser replicadas en un formato audiovisual.

Esa situación también no solo remarca el hecho de que las expectativas en este caso nunca iban a ser saldadas en una adaptación, sino que también pone sobre el tapete una idea que no pocas personas debiesen abrazar: Al cómic lo que es del cómic y, se haga lo que se haga, siempre tendrán al material original que tanto los cautivó.

En fin, aunque a lo largo de los diez episodios de su primera temporada los fans de esta saga no podrán ignorar los cambios, es necesario reconocer que esta adaptación probablemente será un hit con toda aquella audiencia que se aproximará a la historia por primera vez a través de una pantalla debido a la atractiva historia base con la que los realizadores aquí juegan.

Más aún, considerando que este Locke & Key tiene un diseño estético muy bueno, e inclusive actuaciones que están mejor de lo que podría haberse esperado, la primera temporada se devora fácilmente una vez que decides adentrarte al terreno de la Keyhouse.

Tal como en la obra original, la historia de esta serie comienza a desenrollarse tras una tragedia. Un adolescente llamado Sam Lesser es el responsable de matar a Rendell, patriarca de la familia Locke, lo que lleva a que los sobrevivientes del ataque se trasladen a una vieja mansión familiar en la que el hijo menor descubre una serie de llaves mágicas, incluida una que le permite trasladarse a cualquier lugar del mundo.

Las llaves, sus diseños y funciones, son clave en el misterio de esta saga, mientras que la casa es un personaje en si mismo en el que se estructura toda la intriga. En el cómic, eso se debe a la formación de Rodríguez como arquitecto, pero en este caso esa situación también se traslada muy bien en la adaptación.

De hecho, y a partir de un sólido trabajo de diseño de producción, el hogar de los Locke tiene recovecos tétricos que permiten desentramar que el misterio de las llaves tiene relación con la muerte de Rendell, su juventud e inclusive la propia historia  ancestral de los Locke.

Pero aunque las llave y la propia casa son elementos llamativos, es el drama familiar, la descomposición y reformación de una familia, lo que impulsan al torrente que da vida al cómic y ese también es un ingrediente que está presente en la adaptación. En ese sentido, el dolor y la pérdida son los factores que lo atraviesan todo, mientras la culpa se pega como un virus a casi todos los miembros de la familia Locke.

Tyler, el hijo mayor, se cree responsable debido a que conocía a Sam, mientras que Kinsey, la hija del medio, aborrece al miedo que la llevó a esconderse mientras su padre era asesinato. Y aunque la madre, Nina, lidia con el dolor a través del alcohol, el único que parece blindado debido a su inocencia es Bode, el hijo menor que se vuelve clave ante la amenaza que surge, tal como en múltiples historias de terror, desde la oscuridad de un pozo.

En todo ese camino, los responsables de la adaptación ponen sobre la mesa sus cartas de sedución para sorprender inclusive a aquellos que creen que se las saben por libro en todo lo que concierne a Locke & key. Cosas que pasan en el final del primer tomo se instalan en el primer episodio, mientras que para el final de la temporada surgen cosas que están en varios tomos posteriores. Eso revela una condición única, ya que esta adaptación es una remezcla que no tiene problemas para readecuar el relato, con el objetivo directo de hacer de que todo funcione como una serie.

Por eso destaca que este Locke & Key respeta a lo que está en el papel, pero no se hace problema para mover sucesos, o de lleno cambiarlos, para contar su propia historia y establecerse como una alternativa que, en el mejor de los casos, invitará a toda una nueva legión de lectores a la obra original. Esa para mi sería la mejor consecuencia.

Pero solventada en su propio valor, la serie igual hace muy bien su trabajo para adaptar a la pantalla y gran parte de su éxito en esa misión se debe al elenco. No solo en lo que concierne al núcleo familiar, sino que también los agregados, los nuevos personajes que llevan a la narrativa por giros inesperados y, especialmente, los villanos que están a la siga de las llaves.

A la larga, el fan del cómic tendrá muchas cosas para disfrutar y, aunque también estén aquellas cosas que no los dejarán completamente satisfecho, no podrán negar que esta es una de esas adaptaciones que sí funcionan. Más importante, en esta primera temporada se instalan los pilares fundacionales para que la serie mejore a futuro y se de rienda suelta a lo que está por venir. Al concluir el último episodio, quedé con muchas dudas - la mayoría positivas - sobre las inesperadas rutas que se abren.

Locke & Key tiene todos los ingredientes para ser un nuevo hit de Netflix, pero la plataforma también se instaló como un hogar ideal para una adaptación que muchos pensamos que nunca se iba a concretar. Y con eso último, lo mejor de todo es que las cuentas rendidas entregan un resultado que funciona y que demuestra qué sí había posibilidades para concretar una adaptación que valiese la pena. Y esta lo es, aunque el cómic siempre será mucho mejor.

https://www.youtube.com/watch?v=iSzi100tz5M

Locke & Key se estrenará el 7 de febrero en Netflix.

La plataforma facilitó su temporada completa para esta crítica, aunque sus efectos no estaban completamente terminados, por lo que no abordé ese aspecto.

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