Shane vs Vince, la guerra familiar de Wrestlemania

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Su combate en WM X-Seven fue el puntapié inicial para lo que terminaría siendo la alianza entre las empresas más grande de lucha libre. Algo que, por supuesto, tuvo mucha violencia de por medio.


Durante los 90, fueron dos las grandes empresas que dominaron el mercado del wrestling: WWF y WCW. Entre ellas, compitieron en varios frentes, con triunfos para cada uno en ciertos puntos. Por otro lado, la familia McMahon comenzó a adquirir un peso dentro de su mismo negocio, al ser participantes activos del show (un claro ejemplo fue lo ocurrido en Wrestlemania XVI con cada integrante apoyando a un luchador). Fue así como se pavimentó esta gran rivalidad.

Vince hacía y deshacía en WWF. A comienzos de 2001, en un storyline bien rara, comenzó una relación junto a la recordada Thrish Stratus. Un romance que derivó en que Linda McMahon, la esposa del Chairman, quedara con su cuerpo paralizado (como parte de la historia) y con el boss pidiéndole el divorcio tras besarse en su cara.

Vince

Desde septiembre del 2000 y tras haber perdido el título Hardcore frente a Steve Blackman, Shane se tomó un descanso. Merecido, por lo demás. En su última aparición nos dejó un recuerdo imborrable: su salto desde el costado de la escenografía de Summerslam.

No obstante, el hijo de Linda no permitiría que su padre humillara a su madre de la forma en que lo estaba haciendo. Vince no imaginaba lo que le esperaba.

Here comes the money

12 de marzo de 2001, McMahon y Stratus en el ring en una aburrida promo. Pero tras siete meses, Shane aparece en el escenario. "Cálmate. Eres mi hijo", suplicaba Vince. Como era de esperarse, no se aguantó y los golpes sobre el Chairman cayeron de inmediato.

"¿Quieres jugar conmigo? Porque en mis manos tengo un contrato para el mayor juego de todos, para un combate en Wrestlemania", comentaba Shane a la semana siguiente. Mientras, Stephanie (que no estaba feliz con el romance de su padre) cuidaba a su hermano para que no se fueran a los golpes entre ellos.

"Nunca le he dicho que no a un desafío en mi vida", respondió Vince. Así, se pactó uno de los combates más importantes de la edición 17 del evento. Pero lo peor para el Boss estaba por venir.

Monday Night Nitro, el programa que por años estuvo dándole la pelea a Raw, comenzaba de la misma forma que su gran competidor: con Vince anunciando que había llegado a un acuerdo para adquirir WCW.

De esta forma, se transformaba en el hombre más poderoso en el negocio del wrestling. Al rato, este sube al ring para seguir con su anuncio y exigir respeto para quien tenía el control de todo ahora. Fue ahí que comienza a sonar la entrada de Shane (que era la misma clásica de su padre, pero con distintas imágenes). Algo no estaba bien, a una semana de Wrestlemania.

Shane aparece sobre el ring en Panama City, donde se estaba realizando Monday Night Nitro. Ahí, anuncia que es él quien adquirió WCW, dejando en ridículo a Vince. "Si (la empresa) te pateó el trasero en el pasado, lo volveremos a hacer, igual como lo haré en Wrestlemania", gritaba el McMahon hijo. Fue así como el morbo se tomó lo que estaba ocurriendo con la familia más importante en el entretenimiento deportivo y le puso una gran cuota de duda para lo que podía pasar el domingo del evento.

Una historia increíble, de costa a costa

La hija que cuidaba de su padre, la amante, la madre en silla de ruedas, el hijo salvando el honor de su progenitora y Mick Foley dirigiendo la orquesta de una lucha sin descalificación. De esta forma, la familia McMahon apareció en el ring de Wrestlemania X-Seven para ponerle un supuesto punto final al problema. Luchadores de WCW en el público, 67.925 personas expectantes a lo que ocurriría y el morbo de saber cómo se definiría esta nueva lucha de empresas que lideraban, hasta ese momento, los hombres del clan.

Si bien ambos habían sido campeones dentro de WWF, era Shane el llamado a brillar en este combate. Y cumplió de gran forma. Vince se lanza sobre Shane. Luego se invierte. La "Princesa" McMahon trata de evitar que su hermano continúe, pero este no le hace caso. Con una lata y hasta un palo de kendo le da en la espalda. Gran parte de la lucha se desarrolla fuera del ring.

Jabs con ambas manos para aturdir a su padre y dejarlo viendo negro, acostarlo en la mesa de transmisión y Shane escalando a la tercera cuerda. Un codazo precioso, que de no ser por Stephanie, que quitó a su padre y dejó a su hermano caer de lleno sobre esta. Al otro lado, Thrish ingresa con Linda en su silla de ruedas. Se acerca a Vince para saber si está bien, pero lo abofetea. El turn face de la luchadora para dejar de ser usada como objeto y dedicarse a una carrera real. La hija vuelve a interrumpir, pero ahora le va peor. Ambas terminan escapando de la arena y ahora sólo quedan padre, madre e hijo.

Foley quiere sacar a Linda del lugar, pero Vince se lo impide. Lo golpea por la espalda con una silla. Esta es una lucha casi callejera. El Chairman ingresa a su esposa a la fuerza y la sienta en un rincón para que vea cómo castiga a Shane con unos basureros. Él es el rey del lugar, pero sólo hasta que la señora McMahon sorprende a todos y se levanta, se acerca y golpea donde nace la vida a su esposo. Luego, Mick toma venganza también y lo noquea, para darle el paso a Shane, que nos regalaría uno de los movimientos más increíbles de la noche: un Coast to Coast que no merece explicación más que la admiración en su ejecución.

1, 2, 3. Shane ganaba el combate, celebrando junto a su madre y dando el inicio de lo que sería la guerra de marcas que daría vida a gran parte de las historias durante todo el 2001: la Invasion, que vio sus primeros pasos en este combate, donde toda la familia se involucró de una manera que impresionó a los fanáticos y que tendría en el futuro a Vince con WWF, Shane con WCW y Stephanie con ECW.

Lo ocurrido durante 2001 fue una lección de compromiso de que cuando todo el clan trabaja para un objetivo, puede obtener resultados increíblemente buenos. Si no, que le pregunten a los libros de historia, cuando digan que durante la Attitude Era de WWF no se hablaba de otras cosas en el mundo. Claro, hasta el 11-S, pero eso es harina de otro costal.

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