La reunión de Trump con la industria de los videojuegos parece ser una trampa

Republican U.S. presidential nominee Donald Trump listens during the first debate with Democratic U.S. presidential nominee Hillary Clinton at Hofstra University in Hempstead
Republican U.S. presidential nominee Donald Trump listens during the first debate with Democratic U.S. presidential nominee Hillary Clinton at Hofstra University in Hempstead, New York, U.S., September 26, 2016. REUTERS/Lucas Jackson - RTSPKNA

La cita, destinada para disctutir el rol de los videojuegos en la recientes matanzas de Estados Unidos está llena de detractores y pocos desarrolladores.


Sabemos que Donald Trump no es muy amigo de los videojuegos. Recientemente, a raíz del tiroteo en la escuela secundaria de Florida, el mandatario estadounidense esbozó que la culpa de esta ola de violencia no es de las armas sino que del cine y los videojuegos.

Una frase que no se quedó ahí, como muchas otras del Presidente, sino que tuvo una consecuencia inmediata: un llamado de Trump para reunirse con la industria de los videojuegos y así debatir, como personas adultas, el real impacto de estos juegos sobre lo que él llama una juventud insensible a la violencia, generada en parte por estar acostumbrada a utilizar armas digitales y a eliminar enemigos para ganar misiones.

La reunión se realizará hoy en la Casa Blanca, pero, al ver la lista de invitados, todo parece indicar que será más bien una encerrona que una reunión abierta al diálogo.

Comencemos por ver quienes son los invitados de la industria de los videojuegos. Strauss Zelnick, el CEO de Rockstar Games fue uno de los primeros invitados, porque obviamente no se puede discutir de violencia sin hablar de GTA. También acudirá Robert Altman, CEO de ZeniMax, la empresa dueña de Bethesda donde el Robert Trump, el hermano de Donald es miembro de su directorio. Junto con ellos estarán Mike Gallagher, presidente de la ESA y Pat Vance, presidente de la ESRB.

Pero sentados al otro lado de la mesa, habrá un contingente de personas, también invitadas por Trump, que representan parte de las posturas más extremas en contra de los videojuegos. Solo para conversar, habrá tres miembros del congreso, todos republicanos, entre los que se encuentran Marco Rubio, Martha Roby y Vicky Hartzler. Esta última, famosa por haber dicho en el 2012 tras la matanza de Sandy Hook que el gobierno debe controlar la venta de los videojuegos antes que las de las armas.

También estarán presentes Brent Bozell y Melissa Henson, miembros del Parents Television Council, y parte de una organización llamada Media Research Center, dedicada a compartir esos artículos sensacionalistas que siempre llenan nuestro Facebook.

La guinda de la torta será la presencia del Coronel Dave Grossman, autor de libros como "Generación de Asesinos: Videojuegos, Agresión y la Psicología de Matar". Es un ex militar retirado quien postula que los videojuegos solo sirven para mentalizar a la juventud sobre que matar es algo bueno.

Si a eso le sumamos que el líder de la reunión ha hablado públicamente en contra de los videojuegos, claramente podemos ver de qué lado estará inclinada la mesa.

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