¿Por qué hubo tan pocos calabozos en The Legend of Zelda: Breath of the Wild?

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El director del juego explicó en el podcast Nintendo Power que el cambio en la filosofía de diseño del juego motivó a esparcir los desafíos por todo el mapa


Para nadie resulta sorpresa que The Legend of Zelda: Breath of the Wild es un gran videojuego, como lo demuestra la gran cantidad de premios de Juego del Año que ha recibido durante esta temporada de resumen de 2017.

Pero eso no quita que el juego haya tenido sus críticas, sobre todo viniendo de los fanáticos más antiguos de la serie. Y una de las críticas más comunes en el juego es la ausencia de los conocidos calabozos de la saga, la colección de templos que seguían una fórmula muy tradicional: un lugar lleno de trampas y acertijos, donde debía recuperarse un objeto perdido para luego utilizarlo contra un gran jefe aguardando en el último cuarto.

Breath of the Wild rompió con muchas tradiciones de la saga, pero sobre todo con esta, ya que al final hubo solo cuatro calabozos clásicos que representaban a las 4 bestias divinas y que ni siquiera eran obligatorios para poder terminar el juego.

Pero ¿a qué se debe esta decisión tan drástica? Hidemaro Fujibayashi, el director del título, explicó en el podcast Nintendo Power que decidieron cambiar la estructura de los calabozos por la de los santuarios para poder aprovechar la enorme escala del mundo en el que transcurre el juego. Los santuarios son desafíos mucho más cortos, que representan lo que sería uno o dos cuartos de un calabozo tradicional, pero separados en toda la tierra de Hyrule.

La idea detrás de esto, dice Fujibayashi, era expandir la misma cantidad de trabajo y puzzles que se hace planeando calabozos, pero a lo largo de todo el territorio, y que al terminar se dieron cuenta que no era suficiente, así que colocaron los calabozos de las bestias divinas.

Sin duda una de las decisiones más atrevidas de un juego que cambió muchas de las convenciones tradicionales de la saga, pero todo es pos de llevarla a un nuevo nivel. Si en el futuro logran, además de crear los santuarios, colocar alguna suerte de identidad estética que los diferencie entre si, entonces podríamos llegar a una solución que satisfaga tanto a los nuevos fans de Zelda como a los clásicos caballeros de la Trifuerza.

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