Review | Huawei Mate 30 Pro y el encanto de lo prohibido

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El último teléfono del gigante asiático lo tiene casi todo: un diseño vanguardista, una cámara increíble y una autonomía soñada. Pero sin los servicios de Google, su uso trae más problemas que goce.


Una semana. Ese es usualmente el tiempo en que demora mi período de evaluación de un equipo que reviso para el sitio. Es una semana de uso intenso, donde el teléfono en cuestión pasa a ser el equipo principal de mi vida. El daily driver como le dicen los gringos.

En una semana uno puede conocer muchas cosas: desde la autonomía del teléfono, un poco de su rendimiento, que tan cómodo es llevarlo en diferentes situaciones, muchas pero muchas fotos, algunos juegos y a veces una que otra llamada recibida. Pero revisando el Mate 30 Pro, el nuevo tope de línea de Huawei con el que la compañía suele cerrar el año, una semana también fue el tiempo en el que me di cuenta de una dura realidad: no se puede vivir sin Google.

O quizás nos hemos vuelto demasiado dependientes de los sistemas del ex gigante de las búsquedas, hoy, omnipresente en todo lo que queramos hacer, sin muchas veces darnos cuenta. Lo cierto es que si hay algo de lo que todos hablan sobre este teléfono es precisamente porque es el primero que lanza la compañía de manera internacional sin contar con los servicios de Google. Esto, no por decisión propia, sino que debido al bloqueo comercial impuesto por Donald Trump, el cual impide que compañías norteamericanas hagan negocios con Huawei, lo que incluye la licencia de los servicios de Google.

Y no es algo trivial. Gran parte de la tensión previa al lanzamiento del teléfono estuvo, principalmente, en si se lograría o no a tiempo la autorización o el acuerdo necesario para poder cargar al equipo con todos los requerimientos de occidente. Algo que, ni siquiera estando en el lanzamiento global en Munich, estaba lo suficientemente claro.

Pero considerando que no podían dejar de lado a China, Huawei decidió lanzar igual al teléfono en su país y pronto lo harán también en Europa, con su llegada al mercado sudamericano estando aun en un misterio. Pero a pesar de todo eso, el teléfono está en mis manos, por una suerte de milagro tecnológico, una avería en La Matrix que me convirtió junto a un par de colegas de otros sitios amigos en los portadores de un mensaje especial.

Un mensaje que de partida, nos pide a gritos que lo escuchemos. Y es que independiente de lo ocurrido con su software, el Mate 30 Pro es, sin lugar a dudas, la síntesis de todo el trabajo que desde hace ya varios años viene haciendo Huawei. Es un equipo que explota en innovación, que viene a romper nuevamente el esquema que nos dice que todos los celulares hoy son iguales, no solo dentro de una marca, sino que entre sí.

Su pantalla por ejemplo, es prácticamente sin bordes. Con una curvatura de 80 grados en los costados, la imagen no se interrumpe en ningún momento, salvo por su parte superior, que cuenta con una prominente chasquilla, y la parte inferior, con una leve barrita negra. Las 6,53 pulgadas de su pantalla OLED lucen radiantes y coloridas y sobre todo, muy suaves y resistentes. A los costados tan solo un botón, el único presente en todo el cuerpo del equipo: el de encendido y apagado. Todo el resto está en la pantalla: ¿Quieres subir el volumen? Usa la pantalla. ¿El botoncito para las selfies? En la pantalla. ¿El lector de huellas? La pantalla. ¿Un parlante para que la música suene más fuerte? En serio, la pantalla.

Y si bien algunas cosas funcionan mejor que otras -el sistema para controlar el volumen, por ejemplo, no es tan responsivo como uno quisiera- se aprecia el trabajo de, al menos, traer una propuesta que lo diferencia no solo de la competencia, sino que de su propio antecesor.

Por detrás, el Mate 30 Pro asume las mismas elecciones de diseño de la serie P, como colocar el logo como si se tratara de una cámara fotográfica, pero con un arreglo circular de los 4 sensores de imagen que trae el equipo para, de nuevo, imitar a un aparato fotográfico.

En ese sentido, el Mate 30 Pro se siente como un equipo que representa la constante búsqueda de cambio que la compañía pone a sus productos. Algunas cosas, como el sensor de movimiento para controlar ciertas acciones sin tocar la pantalla son quizás más juguetes que funciones que vale la pena mencionar detrás de la caja. Pero hasta los cambios de EMUI 10, que sigue corriendo en la versión abierta de Android 10, van en la línea de innovar y diferenciarse del resto.

Pero tal como alguna vez cantara Felo, los detalles de este teléfono casi casi casi casi perfecto son demasiado evidentes como para ignorarlos. Los servicios de Google son indispensables para que un teléfono funcione en occidente, se quiera o no. De los servicios de Google depende la tienda de aplicaciones que nos permite hacer que un teléfono inteligente sea inteligente. Y dependen permisos que hacen que otras apps, aun cuando las consigamos con métodos alternativos, tampoco operen.

¿Cómo lo hice entonces para vivir durante esta semana? Corriendo riesgos, por supuesto. Riesgos similares a la época en la que uno se metía en sitios oscuros para bajar programas al PC. Esto porque si bien Huawei posee su propia tienda de aplicaciones llamada App Gallery, esta no tiene tantos servicios como uno podría esperar. Hablamos ni de Facebook ni Twitter ni WhatsApp ni Instagram. Si pillamos TikTok así que el millenial está tranquilo.

Para todas las otras apps hay que buscar archivos apk, que son con los que se instalan apps en Android. La fuente de ellas pueden ser variadas: desde una búsqueda rápida en Google hasta aplicaciones que hacen de una suerte de tienda secundaria. El problema es que uno nunca sabe si lo que está bajando es legal o si es un truco para infectar tu celular. Es una práctica que no se recomienda con ningún tipo de celular. Pero hubo que hacerlo.

¿Y saben qué? Siendo bien realistas, el teléfono puede funcionar. La aplicación de mail soporta cuentas de Google así que no es necesario Gmail, Maps.me es una buena alternativa a Google Maps y otros servicios como YouTube pueden consumirse a través de Chrome -que sí puede instalarse por fuera-. El tema acá son los peros, y es el tipo de cosas que se van sumando cuando no haces las cosas bien. Por ejemplo, Instagram funcionaba perfecto, pero las notificaciones no funcionaban. O cada vez que descargaba una APK había que dar una serie de permisos innecesarios. Uber, lo logré bajar, pero como opera con los mapas de Google, no podía hacer nada más que mirar mis viajes antiguos.

Son pequeños percances que van sumando y que ciertamente no deberían pasar en el 2019 ni estar presentes en un equipo de esta gama. Y es una lástima, porque tal como ya venía hablando, el equipo tiene prestaciones realmente increíbles, como por ejemplo, la cámara.

Hablar de buenas cámaras en un teléfono de Huawei no es novedad, y esta vez no es la excepción. El trabajo en esta ocasión de colores, desenfoques y sobre todo, rapidez de la cámara sigue entregando gran valor a lo que hacemos. Salí a probar la cámara en un día, lamentablemente nublado de Viña del Mar, pero igual sacamos muchas imágenes bonitas.

Se destaca el manejo del desenfoque, que ahora es mucho más profundo y fácil de usar y como pueden ver, el manejo de colores y luces aun en días bastante flojitos. Pero en general, los 40 megapixeles de los sensores principales logran mostrar imágenes con muchos más detalles que se notan al hacer zoom. Los invito a ver la galería para ver el tipo de fotos que se pueden hacer sin un gran esfuerzo. Y por supuesto, acá les dejo la prueba de color y enfoque de los amiibos.

Y es impecable modo nocturno, inquietante pero cada vez con un mejor tratamiento de las luces ambientales.

Aunque si las fotos están buenas, los videos, que han sido la principal deuda de los teléfonos de la marca, también están increíbles. Por fin un equipo Huawei puede grabar en 4K y a 60 cuadros por segundo, pero quizás lo más entretenido sea la grabación en super cámara lenta. 

Para que vean la diferencia, este es un video grabado en cámara lenta "simple", que realentiza el movimiento unas 32 veces más que en la realidad.

https://www.instagram.com/p/B3xaFxhpL17/

¿La súper cámara lenta? Bueno, muestra el movimiento 256 veces más lento que como ocurrió, lo que equivale a grabar a 7680 cuadros por segundo, algo que es tan increíble que cuesta ver el movimiento (una pista: fíjate en la pantalla de celulara en la parte derecha para saber que sí, algo está pasando).

https://www.instagram.com/p/B3mmrp8lNoF/

A estas alturas la evidencia es contundente. Nadie puede negar que a nivel de diseño e innovación, Huawei no solo se ha supera a si misma sino que también creó un dispositivo que eleva a la marca a lo grandes teléfonos del mercado.

Pero a pesar de que sí, con varias vueltas largas se puede tener un teléfono con las aplicaciones y usos que uno puede esperar, lo cierto es que no es la forma. Así como uno pide ciertas cosas a los teléfonos de hoy, como que tomen buenas fotos, que la batería dure todo el día o que la pantalla se vea bien -todas cosas que el Mate 30 Pro- hace con excelencia, también debe exigir que su uso sea sencillo, seguro, como en todo el resto del mercado.

Por supuesto, técnicamente al ser un de software, es algo que en el futuro podría arreglarse y claro, cambiar en 180 grados en diagnóstico final de esta reseña, pero por lo pronto, ni siquiera hay una solución parche lo suficientemente efectiva como para recomendar el equipo fuera de China, donde operar sin Google es la norma.

Y es una pena, porque el teléfono la verdad lo vale. Ahora, tendremos que esperar como actuará Huawei para que no vuelva a pasar en el futuro: si es a través de fortalecer su propia tienda de aplicaciones -App Gallery- o si Harmony OS será lo suficientemente atractivo como para generar un nuevo ecosistema de servicios móviles tan robusto como Google Play o la App Store. Pero eso ya será parte de otra historia.

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